Con más de 160 cortes y piquetes en todo el país se cumplió el paro con piquetes convocado por la CGT y CTA opositora y apoyado por delegados sindicales de base, comisiones internas, listas, agrupaciones gremiales combativas y partidos de izquierda quienes le pusieron, en gran parte, la acción callejera y piquetera a la huelga.
La respuesta de los trabajadores y el pueblo a la política de ajuste y represión que lleva adelante el gobierno fue contundente, miles de trabajadores dijeron basta a los bajos salarios, al trabajo en negro, al impuesto al salario, a las jubilaciones miserables.
La clase trabajadora con este paro nacional y piquetero, puso su protagonismo –de tercero en discordia y verdadero contendiente- en el escenario político de Argentina.
Así ha clavado el ancla que tira a favor de los de abajo y va despejando el camino que es preciso recorrer, pelear a fondo, sin especulaciones electoralistas y apuntando a la rebelión popular que finalmente de vuelta la tortilla en esta Argentina capitalista dependiente expoliada por los monopolios, multinacionales y banqueros.
Fiel a esos intereses, CFK se encargó de despejar con su repuesta a ciertas expectativas cifradas en una reflexión presidencial que lejos de escuchar los reclamos, reafirmó el “modelo” y respondió desafiante que no la van a correr los reclamos populares -y mucho menos si éstos ganan las calles- agregamos.
La jornada de lucha de hoy y la respuesta amenazante de CFK abre una etapa de mayores confrontaciones y agudiza la lucha de clases en nuestro país.
Por una parte la clase trabajadora mide fuerzas con el enemigo y toma mayor conciencia de su rol, es decir se prepara para mayores combates y va tomando confianza en la victoria.
Ahora hay que darle continuidad a la lucha, no dar tregua a quienes saquean los bolsillos de los trabajadores y el pueblo, benefician a los grandes empresarios y pagan una deuda fraudulenta con los fondos de los jubilados y las reservas del Banco Central.
En esta pelea los trabajadores han ganado el primer round nacional, es preciso desechar las ilusiones y preparar nuevos combates, retroceder cuando un contendiente va ganando es abrir la puerta a una derrota segura.
Está en la nueva camada de activistas surgidos de las luchas, el combativismo popular y la izquierda, la responsabilidad de darle contenido revolucionario a las oleadas de lucha que se avecinan.
Vamos por nuevos paros, cortes, tomas y piquetes, vamos por tomarle la palabra a quienes dicen necesario un paro activo de 36 horas -retomando la tradición del Cordobazo- acotamos.
En cada lugar de trabajo, en cada rincón del país habrá que llevar este mensaje que germine decenas de organizaciones de base entre los trabajadores para impulsar una corriente sindical combativa y antiburocrática, que levante la bandera del clasismo, los cordobazos y la rebelión de los de abajo.
R.A.
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