Aprestos militares para la invasión a Gaza
La ofensiva armada del gobierno de Netanyahu contra la población de la Franja de Gaza en la última semana, cínicamente llamada Pilar defensivo, constituye un nuevo capítulo de un genocidio planificado por el Estado terrorista de Israel contra el pueblo y la nación Palestina.
La masacre, que en una semana asciende a cien muertos y mil heridos del lado palestino (en su enorme mayoría civiles), se da en el marco de un bloqueo comercial impuesto a todo el territorio de Gaza desde 2007, meses después de que la organización Hamas ganara las elecciones generales en la Franja - cabe destacar que un tercio de los diputados palestinos elegidos democráticamente en aquellas elecciones, están presos en cárceles israelíes -. Posteriormente a la entrada en vigencia del criminal bloqueo, la operación militar Plomo fundido se llevaba en 2008 la vida de 1400 palestinos y dejaba 5000 heridos (también mayormente civiles) en dos semanas de intervención terrestre en Gaza.
Tras más de sesenta años de ocupación de Palestina por Israel, este tipo de incursiones despiertan el repudio masivo de los pueblos del mundo, cada vez menos proclive a caer bajo los efectos de la propaganda pro-imperialista que intenta disfrazar el despojo, la opresión y el asesinato en masa, como una legítima defensa contra el terrorismo.
A tirar abajo este relato ha contribuido antes que nadie, el propio pueblo palestino, cuya heroica resistencia a lo largo de décadas de ocupación, ha enfrentado por todos los medios a su alcance al principal enclave imperialista en Oriente Medio.
Los Estados Unidos, cada vez más embarcados en su intervención en Siria, han dado la previsible bendición a la ofensiva de Israel, en boca de su presidente (aquel que recibiera el Nobel de la paz), invocando el argumento de la legítima defensa de Goliath.
Si bien no sorprende el padrinazgo de la principal potencia imperialista hacia esta nueva agresión militar, en este caso es la iniciativa guerrerista de Tel Aviv la que fuerza a la Casa Blanca a alinearse, tal como la presión que vienen ejerciendo en torno a un "ataque preventivo" sobre Irán.
Por lo demás, la complicidad y hasta la paternidad histórica del imperialismo yanqui y asociados sobre el Estado agresor está fuera de discusión, toda vez que, desde la fundación misma de Israel en 1948, han sostenido materialmente la formación y expansión permanente de su estratégica cabecera de playa en el mundo Árabe.
Por su parte CFK, se ha limitado a pedir una reunión en las Naciones Unidas, planteando la apertura de negociaciones de paz.
Es por lo menos ingenuo pretender una paz duradera mientras persista la ocupación. Mientras el pueblo palestino siga siendo extranjero y oprimido en su propio territorio, no cabe pedirle que no se rebele contra quien lo oprime.
El único camino viable a una solución de este conflicto, anida en las inagotables reservas antisionistas y antiimperialistas de los pueblos de la región y de todo el mundo, incluido el pueblo de Israel, que en numerosas ocasiones ha sabido vetar en las calles las políticas terroristas y antipopulares ejercidas por su aparato estatal.
Si todavía no ha llegado la orden de invasión por tierra a los 75.000 reservistas que aguardan a metros de la frontera, es por el temor a la reacción en cadena que esta aventura provocaría en la región.
La casta política israelí y sus socios yanquis ya conocen los alcances de una intifada, y todavía no logran desentenderse del interminable pantano en que se convirtieron Iraq y Afganistán.
Pero el hervidero social en que hoy se encuentra el norte de África y Medio Oriente, vuelve aún mucho más volátil la estabilidad política frente a cualquier nuevo zarpazo del imperialismo en la zona.
La resistencia armada palestina contra la ocupación y las rebeliones violentas de los pueblos de la región son manifestaciones de una misma lucha que inevitablemente tomará el camino revolucionario por la liberación nacional y social.
Solidaridad con la lucha del pueblo palestino, fuera los agresores del estado fascista de Israel!
Leo Funes
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