Por Crispian Balmer |
JERUSALÉN (Reuters)
Horas después de que Naciones Unidas votó por abrumadora mayoría otorgar el reconocimiento implícito a Palestina como Estado, Israel respondió el viernes anunciado que autorizó la construcción de 3.000 nuevas viviendas en Cisjordania y Jerusalén Este.
Un funcionario, que declinó ser identificado, dijo que el Gobierno también decidió acelerar los planes para miles de viviendas en un área geográficamente sensible cerca de Jerusalén, que críticos dicen podrían afectar las esperanzas palestinas de un Estado viable.
La decisión se tomó el jueves cuando quedó claro que la Asamblea General de la ONU se disponía a elevar el estatus palestino en el organismo a "estado no miembro" desde "entidad".
La votación obtuvo 138 votos a favor, nueve en contra y 41 abstenciones, una rotunda derrota que expuso el creciente aislamiento diplomático de Israel.
Un funcionario israelí había reconocido horas antes que esto representaba un "total fracaso de la diplomacia" y advirtió que habría consecuencias, que no tardaron en llegar.
Siempre fue una posibilidad que se impulsaran planes para construir miles de viviendas en nuevos asentamientos tras un voto a favor de los palestinos, pero la perspectiva de edificar en un área conocida como E-1, ubicada cerca de Jerusalén y que divide gran parte de Cisjordania, es vista como un potencial elemento que cambie la situación.
"El E-1 marcará el final de una solución a dos estados", dijo Daniel Seidemann, un experto israelí en asentamientos.
Añadió que completar el planeamiento tomará entre seis a nueve meses, lo que significa que la construcción no es una conclusión definitiva.
Unos 500.000 israelíes viven ya en Cisjordania y Jerusalén Este, en tierras que el Estado judío capturó en la guerra de Oriente Medio de 1967, territorio que los palestinos reclaman para su Estado independiente.
Estados Unidos, uno de los ocho países que votó junto a Israel en la Asamblea General, dijo que el plan de expansión era contraproducente para la reanudación de las negociaciones directas de paz entre israelíes y palestinos.
De cara la votación en la ONU, el Gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu había dicho que la decisión unilateral de los palestinos rompía sus anteriores acuerdos y acusó al organismo mundial de fracasar en sus responsabilidades.
"La Asamblea General puede recordar al teatro de lo absurdo, que una vez al año aprueba automáticamente ridículas resoluciones antiisraelíes", dijo el portavoz del Gobierno Mark Regev.
"A veces tienen el apoyo de Europa, a veces no", añadió, refiriéndose al hecho de que sólo un país europeo, la República Checa, había votado contra los palestinos.
A pesar de ello, analistas dijeron que la votación dejó clara la brecha entre Europa y Netanyahu por su tratamiento hacia la administración palestina del presidente Mahmoud Abbas, que tiene el apoyo de Occidente, y el alcance de la oposición europea a la expansión de los asentamientos judíos.
"El Gobierno ha fallado a la hora de apreciar la gravedad del reto a la legitimidad fundamental de Israel en Europa", manifestó Gidi Grinstein, director del centro de estudios Reut Institute.
"La candidatura palestina en la ONU está resultando ser una derrota mayor de lo anticipado", manifestó.
En muchos modos, Israel fue sorprendido.
La semana pasada estaba combatiendo contra milicianos islamistas en la Franja de Gaza, agradecido por el apoyo de gran parte de Occidente a su determinación de acabar con el fuego indiscriminado de cohetes desde el territorio palestino, cuyos dirigentes no apoyan el derecho a la existencia de Israel.
El bombardeo durante ocho días acabó con un alto el fuego que fue considerado ampliamente como una victoria de Hamas a expensas de Abbas y de la Organización para la Liberación de Palestina, que renunció a la violencia a favor de la diplomacia.
Occidente ha inyectado miles de millones de dólares en la administración de Abbas a lo largo de los años, en un intento de reforzar a un socio para la paz en Oriente Medio, y creía que tenía que apoyarlo en Nueva York.
En sí mismo, el reconocimiento de la ONU marcará una diferencia práctica mínima para los palestinos o israelíes.
Sin embargo, la nueva posición le permitirá a Abbas buscar el ingreso en la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya si quiere.
Eso es lo que le preocupa a Israel.
La Convención de Ginebra prohíbe a las potencias desplazar "partes de su propia población civil al territorio que ocupa", dejando a funcionarios israelíes potencialmente vulnerables a una demanda de la CPI.
Israel sostiene que sus asentamientos son legales, citando lazos históricos y bíblicos con Cisjordania y Jerusalén.
Los palestinos aseguran que no tienen prisa por ir a la CPI, pero la amenaza está ahí, poniendo presión sobre el Estado judío para que encuentre una solución creativa que supere la paralización de las negociaciones, de la que culpa a Abbas.
"Esta votación es una señal muy fuerte a los israelíes de que no pueden barrer este asunto debajo de la alfombra", dijo Alon Liel, antiguo director general del ministro israelí de Relaciones Exteriores.
"Esta es una luz roja para Israel", agregó.
Con los políticos en campaña de cara a las elecciones generales del 22 de enero, es poco improbable que Israel cambie de rumbo.
Los sondeos sugieren que el bloque de derecha de Netanyahu podrá repetir mandato.
En la coalición hay partidos favorables a los colonos, y el propio partido Likud del primer ministro pareció inclinase a la derecha en las primarias de esta semana, lo que vuelve aún más compleja la posibilidad de un compromiso de paz por territorios con los palestinos.
Responsables israelíes dicen que los palestinos deben estar dispuestos a hacer concesiones como renunciar al derecho de retorno de sus refugiados.
Pero los analistas dicen que una vez que pasen las elecciones, el nuevo Gobierno tendrá un periodo de calma para intentar acabar con un conflicto que dura décadas.
"La estrategia hacia la Autoridad Palestina estará probablemente en lo más alto del programa del próximo gobierno en invierno", dijo Grinstein, del Reut Institute.
"El resultado de su reconsideración estratégica podría bien ser una implicación activa en la actualización de las competencias y las responsabilidades de la Autoridad Palestina hacia el estado, y eventualmente reconocer a la Autoridad Palestina como un estado".
Si se lleva adelante la construcción en el E-1, las posibilidades de que se reanuden las negociaciones de paz son casi nulas.
(Información adicional de Ori Lewis y Dan Williams, Editado en español por Patricia Avila)
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