CFK le ordenó al ministro Fernández que saliera a jugar el papel de ‘adelantado’ en el caso del Pollo Sobrero, apoyada sólo en el ‘testimonio’ de un indigente comprado y tres agentes de la corrupta Policía Federal, violando normas del propio proceso judicial burgués para terminar acusando públicamente y por todos los medios de prensa, a la dirigencia sindical de izquierda de ser los responsables de aquella quema de vagones ferroviarios del Sarmiento, hace meses atrás.
Esta provocación del gobierno se encontró con un frente “anti – K” de norme amplitud, que involucró no solo el repudio y la resistencia del combativismo, la izquierda y los que luchan, sino que también incluyó el rechazo de ambas CTA y la propia CGT, más allá de los intentos de Moyano por juntar a los presos corruptos y burócratas traidores como Zanola o Pedraza con los presos por luchar como Sobrero y los otros ferroviarios encarcelados diciendo que los “únicos presos en el país son los dirigentes sindicales”, a lo que se agregó la ruptura de la propia tropa cristinista, por la postura crítica tomada por el Movimiento Evita de Pérsico y el ex-ministro Taiana.
Era natural que el gobierno y en particular el ministro Fernández, cosecharan una grave derrota, después que el propio Fiscal de Estado dijera que no había suficientes pruebas para mantenerlos en prisión, mientras que ahora hasta el propio Juez, que no sabe como sostener las acusaciones, separó a la Policía Federal del caso.
Después de esta pequeña gran victoria de la resistencia y el estrepitoso fracaso del gobierno, es necesario definir una política y darle continuidad a esta batalla.
La política de esperar si el juez prosigue o no con las acusaciones a la izquierda, es derrotista, porque le regala la iniciativa y permite el rearme de los perdedores de esta pulseada.
Que ellos elijan qué hacer, si condenarlos o absolverlos a los ferroviarios y colectiveros en lucha, a los protagonistas de la ocupación de tierras en el Parque Indoamericano, pero que no obstaculicen o intenten desviar nuestro deber de poner en el banquillo de los acusados a los responsables de las privatizaciones como Menen y garantistas de las mismas como Kirchner; a los corruptos de la Secretaría de Transporte como Jaime y - en particular - a provocadores como Aníbal Fernández y empresarios como Cirigliano, dueño de TBA en ferroviarios y de la empresa de colectivos Plaza; a los jueces y policías de “garrote fácil” contra los trabajadores y “celosos custodios” de los explotadores.
Esto no se resuelve en los estrados judiciales sino en las calles, lugares de trabajo o estudio o en el territorio.
Es hora de que demos vuelta la tortilla para pasar de acusados a acusadores. Esta no es solo una tarea de las organizaciones de derechos humanos, sino fundamentalmente del nuevo combativismo sindical, estudiantil y territorial, que junto a las fuerzas políticas antimperialistas y personalidades democráticas se dispongan a dar batalla contra estos arrebatos represivos, patoteros y cuasi fascistas, levantar la consigna “No Pasaran” para darle paso a una verdadera democracia popular, liberadora y revolucionaria.
El impulso al “Voto Bronca” - es decir en blanco, protesta o abstención – sirve para ensanchar la brecha abierta entre un régimen de democracia vigilada, represiva y fraudulenta, respecto a ese otro parlamento que a diario se expresa incipientemente en los paros y asambleas de bases, las ocupaciones de fábricas y empresas, los cortes y las protestas callejeras.
Dar vuelta la tortilla y pasar de acusados a acusadores exigiendo la inmediata renuncia del Jefe de Gabinete - Aníbal Fernández - un viejo adelantado en el armado de falsas denuncias y descaradas provocaciones, para que después la justicia, la policía y las patotas cómplices, puedan encarcelar, reprimir y hasta asesinar a los que luchan. También, llamamos a tener una conducta de solidaridad activa con el proletariado y los pueblos del mundo que enfrentan la brutal política de los “ajustes” del imperialismo y el capitalismo, acompañada de una bestial represión contra sus pueblos y hasta guerras de agresión para saquear sus economías y proceder a un nuevo reparto del mercado.
Es preciso incentivar movilización obrera y popular por salarios, trabajo, salud, educación y vivienda ligada a la perspectiva de la insurrección por el establecimiento de un gobierno provisional, democrático,antimperialista y revolucionario que abra camino al socialismo.
También impulsar una coordinadora, asamblea o central de trabajadores, surgida desde abajo y como expresión del nuevo activismo y los cuerpos de delegados, comisiones internas y sindicatos combativos, para derrotar las políticas de “ajuste” del gobierno “K”, los grandes monopolios y la burocracia sindical entreguista, con el objeto de rodear y respaldar solidariamente cada uno de los conflictos en marcha y pugnar por ensanchar las espaldas de un verdadero sindicalismo antipatronal, antiburocrático y de contenido clasista.
Por la construcción de un partido revolucionario, a la que llamamos a ponerle el hombro y sumarse a este desafío a los mejores hombres y mujeres de nuestro pueblo, conscientes que esa será la herramienta principal que la clase obrera necesitará para decidir los destinos del país que queremos. Herramienta que no excluye sino que potencia la construcción de un frente democrático, antimperialista y revolucionario, que bajo la dirección de los trabajadores incluya a otras clases y sectores de clases dispuestos a construir una Argentina digna de ser vivida.
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