domingo, 26 de agosto de 2012

Córdoba Los trabajadores le paran la mano al ajuste




El recorte jubilatorio resuelto por el gobierno de De la Sota, como expresión provincial del ajuste a nivel nacional que intenta aplicar CFK; está provocando la rebelión en las calles de los trabajadores estatales.
Al agraviante manotazo al bolsillo de los trabajadores activos y pasivos, que liquida el 82% móvil y difiere en 6 meses el pago a los pasivos de los aumentos que conquisten los activos; se suma la decisión de reprimir al que pretenda quejarse.


Esta definición quedó en claro ayer, cuando al acercarse al edificio de Tribunales I, los trabajadores de los distintos gremios fueron recibidos con abundantes balas de goma y gas pimienta.

Hasta aquí nada nuevo.

Lo principal de la jornada del 23 de agosto está en la capacidad de las bases de los gremios estatales para imponerle un rumbo a la movilización que transitaba su tercer episodio desde que la unicameral votara la reforma jubilatoria.

Una movilización convocada por las direcciones sindicales, que apuntaba a prenderle velas a la Justicia, rezándole para que declare inconstitucional la reforma; correctamente fue transformada en una clase pública de cómo superar los límites que estas direcciones pretenden imponerle al movimiento obrero.

Sin confusiones ni vacilaciones, los trabajadores apostaron a la fuerza de su movilización sin confiar en los laberintos judiciales que les proponen su dirigencia, casi tan temerosa como el mismo gobierno, de la lucha callejera de los trabajadores. 

Esas mismas direcciones, en una nueva actitud rastrera, salieron inmediatamente a señalar como "infiltrados" y "provocadores" a los trabajadores que le pusieron el pecho a la represión; mucho más preocupados por quedar bien con el gobierno que por exigir la libertad de los detenidos. 

La jornada del 23 deja mucho más claro que hasta la fecha, no solo la necesidad sino la posibilidad de confluir en una coordinadora que aglutine a los sectores combativos y dispuestos a llevar la lucha a fondo de los distintos gremios estatales, delegados, comisiones internas, agrupaciones sindicales y organizaciones políticas que venimos encarnando esta lucha.

Es desde un espacio con estas características que podremos poner en pié un plan de lucha provincial que haga caer la Ley de De la Sota, y no persiguiendo espejismos judiciales o parlamentarios, como nos pretende encarrilar el gobierno y los principales dirigente sindicales.

Al mismo tiempo, avanzar en este camino es el mejor aporte que podemos hacer a la lucha del conjunto de la clase obrera y el pueblo argentino para torcerle el brazo al ajuste que el gobierno nacional busca imponer por todas las vías.

Leo Funes  (PRML – Córdoba)

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